Sanar el cuerpo y el alma
Un material de valor cultural indígena fue presentado
hace poco en nuestra ciudad. El libro “La Botica de la Abuela Paulina” condensa
parte de la sabiduría mbya guarani. La shamana mbya nos lega generosamente sus
profundos y ancestrales conocimientos medicinales.
Patricia Ayala muestra la sabiduría de la naturaleza,
y habla acerca del libro sobre etnobotánica. / ABC COLOR
Este libro de etnobotánica mbya guarani es un aporte
que busca tener la receptividad que merece. Roberto y Patricia Ayala, artistas
e investigadores, hablan sobre el primer material de una tríada que nos
acercará información sobre la cultura mbya guarani. La Botica de la Abuela
Paulina tiene paralelamente su versión en lengua mbya, la cual fue destinada al
Centro de Réplica de Buenas Prácticas Indígenas (Caazapá) y a las escuelas
indígenas. El libro contiene principalmente recetas medicinales para el
bienestar de la mujer, ya que la especialidad de la líder espiritual es la
obstetricia, habiendo ayudado a lo largo de su vida en innumerables partos.
Nadie sabe cuántos años tiene la abuela, tampoco importa, los abuelos indígenas
son atemporales. Paulina, su nombre para los no indígenas, es Kerechu para su
pueblo; ella es la propietaria intelectual de estos conocimientos confiados a
los Ayala. Patricia y Roberto llevan adelante la Fundación Madre Tierra, una
ONG con más de 20 años de labor al lado de los pueblos indígenas. Los
escultores e investigadores, que residen en Asunción, trabajan actualmente en
la zona de Caazapá, específicamente en el distrito de Abai.
En el presente material también trabajaron en la
compilación de datos, la Dra. Susana Cingiale y el antropólogo Urbano Palacio.
El libro de botánica ancestral fue financiado por Intercontinental Editora. Se
presentó en mayo en el Salón Internacional del Libro de Torino 2013 (Italia) y
en agosto pasado en la Libroferia Asunción; se encuentra disponible en todas
las grandes librerías de nuestra capital.
Una mujer de su pueblo
Cuando era adolescente un tío marcó profundamente a
Kerechu diciéndole que “trate de llevar una vida diferente a la de los jóvenes
de su edad; de respetar los valores de su pueblo y de no entregarse a los
vicios, a los placeres mundanos”. Paulina era así llamada a ser líder
espiritual, sanadora, curandera, la jaryi, la anciana partera que extendería
hasta otras comunidades su servicio solidario. “No da turnos, solo atiende a
los indígenas que llegan y también a muchos blancos. Si el caso es grave, ella
va hasta el lugar donde está la persona que necesita atención. Los mbya tienen
un templo, el ‘Opy’, donde los juruá (blancos) no entran. Ellos buscan ‘la
Tierra sin mal’, que no es otra cosa que la armonía interior, estar bien con
uno mismo, con los demás y con el entorno”, dice Patricia, resaltando a
continuación que Paraguay en los últimos 40 años perdió el 90% de los bosques
vírgenes de la Región Oriental por la deforestación. El monte, la casa-mundo de
los indígenas se reduce alarmantemente.
-¿Cómo lograron que la abuela Paulina les confíe sus
conocimientos?
-R.A: Hace 14 años que la conocemos, pero ella no
se presentó enseguida, los líderes nunca lo hacen con las personas que no son
de su comunidad. Tampoco nosotros preguntábamos nada, sino que íbamos
recibiendo lo que ella quería contarnos. Así fue que pasados varios años, un
día se acercó y nos pidió que hiciéramos el libro (ella no habla castellano),
diciéndonos que “ya era tiempo”.
-¿Por qué estaba interesada?
-P.A: Porque no quiere que se pierdan los
conocimientos medicinales. Y sobre todo está preocupada por las enfermedades
que llegan a la tribu desde afuera. Buscan maneras de curar o aliviar
enfermedades para las cuales no tienen defensas en su ADN, porque no eran propias
de ellos.
-¿Enfermedades sexuales?
-P.A: Sí, principalmente las venéreas, traídas
por las jóvenes que se relacionan con hombres blancos. También las de las
costumbres foráneas y la mala alimentación. La abuela, como otros líderes, es
consciente de estos males, de la presión antrópica que sufren además del
desplazamiento territorial y la terrible discriminación social.
-¿Sus curaciones son a base de té?
-P.A: Utiliza las plantas de diversas formas, a
veces se toman, otras se aplican, y acompaña poniendo las manos, también hace
oraciones, cánticos y danzas. A mí me curó una picadura de araña que no se
curaba con nada, me puso unas hierbas machacadas y al día siguiente empezó a
cicatrizar; y la he visto curar, en 5 minutos dolores de cabeza de mis
compañeros.
-¿Qué dijo Paulina del resultado del libro?
-R.A: Este no lo vio, pero confía en que
tradujimos tal como ella quiso. El que sí vio fue el escrito en lengua mbya,
que está en el Centro de Réplica de Buenas Prácticas Indígenas.
-¿Qué esperan que provoque en los “juruá” este
material?
- P.A: La intención es revalorizar las raíces
culturales indígenas, que el pueblo paraguayo, mestizo por excelencia, se
reconozca y les dé a los conocimientos tradicionales el valor que se merecen.
-En la ciudad tenemos, ojalá sea por mucho tiempo, a
las vendedoras de yuyos.
-Sí, es una sabiduría heredada de los pueblos
indígenas. Nosotros consideramos a la mujer como guardiana del saber.
-¿Qué opina la shamana de la medicina química?
-Creemos que su percepción no llega demasiado lejos
respecto a lo que en nuestra cultura se denomina científico. Más bien sus
conocimientos se basan en el aumento de los pacientes no indígenas que van a
verla porque los medicamentos de los doctores no les dieron resultado. Su
postura es el día a día, la experiencia que le cuenta la gente.
Por su parte, la Dra. Susana Cingiale avala: “A través
del ejercicio de la profesión comprobé el difundido uso que los pacientes hacen
de los remedios naturales, sobre todo para tratar el primer paso de sus
enfermedades. Luego, en la práctica cotidiana, también pude comprobar la
eficacia de dichos tratamientos cuando hacían uso adecuado de los mismos.
Quisiera agregar que la OMS apoya estos tratamientos y recomienda incorporarlos
a los sistemas de salud donde la medicina popular tradicional demostró su
validez para preservar y tratar la salud”.
Tesoro verde
La Botica de la Abuela Paulina es una pequeña muestra
de la medicina indígena mbya guarani; para Roberto puede ser leído de acuerdo a
una necesidad, cuando tenemos algún malestar; para Patricia es material de
interés para todas las personas curiosas o interesadas en la etnobotánica.
Luego de la introducción y una breve historia de Paulina, comienzan las recetas
con plantas para el cuidado de las mujeres (para antes y después del parto);
siguen plantas para anular el veneno de picaduras de serpientes, arañas e
insectos, plantas para la higiene. Además contiene recetas para los problemas
estomacales, riñón, vesícula y vías urinarias. Plantas para las hemorragias
internas y los golpes. Plantas para tratar problemas respiratorios, para
combatir la fiebre y la tuberculosis, para aliviar y combatir el dolor de
cabeza. Las especies son todas conocidas, salvo algunas que quizás solo crecen
en ciertas zonas de Caazapá. Contiene una lista de plantas de uso común,
nativas, exóticas o introducidas, pues Paulina es una incansable investigadora
y observadora de las necesidades de la salud. Finalizando la entrevista,
Roberto apunta un dato interesante: “Los indígenas no mezclan la yerba del mate
o tereré con yuyos, solo utilizan las hierbas cuando el cuerpo las necesita”.
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